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martes, 18 de febrero de 2014

TEMA 2 ASPECTOS ECOLÓGICOS



TEMA 2:
"Aspectos Ecológicos: Ecoeficiencia. La Huella Ambiental."


ARTÍCULO

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/28/ciencia/1225218646.html








1. ¿Qué es la huella ecológica?









2. ¿Qué quiere decir que necesitamos tres Españas para abastecernos?





Solución:


De acuerdo con el Informe Planeta Vivo (WWF/Adena 2008), “La huella ecológica mide la demanda de la humanidad sobre la biosfera en términos del área de tierra y mar biológicamente productiva requerida para proporcionar los recursos que utiliza­mos y para absorber nuestros desechos”. (Informe Planeta Vivo. WWF/Adena 2008. Pág. 14).


La situación planteada en el texto implica que sería necesaria una superficie de cultivo equivalente a tres veces la de España para que los recursos producidos cubrieran las necesidades de consumo. Si pensamos en el problema de abastecimiento de recursos que no se producen en España veríamos que necesitaríamos los de otros países.




Debes saber que...





La huella ecológica de un individuo o de una población determinada es la superficie de territorio productivo (cultivos, pastos, bosques y ecosistemas acuáticos) necesaria para generar los recursos y absorber los desechos que genera dicha población. Se mide en ha/persona·año. Su valor nos indica cuánto consumimos.


Cuanto menor es la huella ecológica de una población, más cerca se encuentra de la sostenibilidad deseable. Para mantener una gestión sostenible, la huella ecológica debe ser menor que la biocapacidad para producir recursos. El valor de la biocapacidad nos indica cuánto tenemos.


Si repartiésemos el terreno productivo del planeta entre toda la población del mundo, nos correspondería a cada uno 1,8 ha.


La huella humana media es de 2,2 ha, es decir, 0,4 ha más de lo que podemos utilizar, pero su distribución es muy desigual: la media de un estadounidense es de 9,6 ha y la de un afgano, 0,2 ha.


La hectárea (ha) es el hectómetro cuadrado (hm2), y equivale a 10.000 m2. Es la superficie que ocupa un cuadrado de un hectómetro (100 m) de lado. Es aproximadamente la dimensión de un campo de fútbol.


La huella ecológica nos permite comparar el impacto sobre el planeta de personas de diferentes sociedades.


Nos permite afirmar que el modo de vida de los países más desarrollados no puede extenderse a todo el planeta (se necesitarían 6 Tierras). Es un modo de vida profundamente insolidario e insostenible.


Permite concluir que una economía planetaria sostenible exige la reducción del consumo de las minorías acomodadas, una más justa distribución de la riqueza y mejorar la eficiencia de los procesos productivos






















ACTIVIDAD:

1, Mide tu huella ecológica http://www.vidasostenible.org/ciudadanos/a1.asp







2. A partir de la gráfica:

a) Compara la huella ecológica de España y Reino Unido, sector a sector,

e indica las diferencias.

b) La huella ecológica mundial por persona es ahora de 2,2 ha. ¿Es posible

consumir más de lo que se produce?




La biocapacidad de un territorio se define como la disponibilidad de superficie biológicamente productiva según categorías (cultivos, pastos, mar productivo y bosques) expresada en términos absolutos (ha) o per cápita (ha/cap).




El déficit ecológico indica si un país o región dispone de excedentes ecológicos, o bien si consume más recursos de los que dispone. En este caso, indica que la comunidad se está apropiando de superficies fuera de su territorio, o bien que está hipotecando y haciendo uso de superficies de las futuras generaciones.




En el marco de la sostenibilidad y desde la perspectiva nacional o regional, el objetivo final de una sociedad tendría que ser el de disponer de una huella ecológica que no sobrepasara su biocapacidad y, por tanto, que el déficit ecológico fuera cero o negativo (excedente ecológico).










La huella ecológica del español medio se situó, en el año 2005, en unas 6,4 hectáreas globales de territorio productivo anuales, lo cual quiere decir que, como media, un español necesita unas 6,4 hectáreas de territorio productivo al año para satisfacer sus consumos y absorber sus residuos.




• El indicador presenta un aumento del 19% desde 1995 a 2005, lo que se traduce en un aumento desde las 5,4 hectáreas en 1995 hasta las 6,4 en 2005. El ritmo medio de crecimiento de la huella en esos diez años estuvo en alrededor de 0,1 hectáreas al año, es decir, 2,7 metros cuadrados diarios por persona, equivalente a un incremento diario de huella aproximado, en el conjunto del país, de 12.000 campos de fútbol.




El déficit ecológico español alcanza en el año 2005 un valor muy próximo a las 4 hag/cap, que supone alrededor de 175.000.000 hectáreas globales y que equivale a un aumento del 40%




entre los años 1995 y 2005.

• La huella ecológica española en el año 2005 es 2,6 veces superior a la biocapacidad disponible en hectáreas globales. Dicho de otro modo, se necesitan casi tres Españas para mantener el nivel de vida y población actuales. Con ello, nos situamos definitivamente en el vagón de cola de la UE en este punto. La situación española en cuanto a sostenibilidad es, pues, comprometida.










HUELLA DE CARBONO: http://www.mycarbonfootprint.eu/index.cfm?language=es

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LA ENERGÍA:




TEXTO INTRODUCTORIO:




La energía es una de las necesidades humanas más acuciantes en la actualidad. Esto es debido a que el consumo de energía ha ido en aumento constante por dos razones: por el crecimiento de población y por el incremento de energía consumida por habitante. Así en la sociedad cazadora una persona consumía 20000 J/día, en las primeras sociedades agricultoras 50.000 J/día, en la sociedad industrial europea hacia 1870, 280.000 J/día y un norteamericano hacia 1970, unos 1.000.000 J/día. También ha ido variando el tipo de energía consumida mayoritariamente: en la antigüedad la leña, durante la revolución industrial, el carbón y, en la actualidad, el petróleo.

En cuanto a los tipos de energía consumida en el mundo, en 1994 las dominantes eran las no renovables, un 82 %, distribuidas en petróleo (36%), carbón (25%), gas na­tural (17%) y nuclear (4%). Las energías renovables aportaban un 18 % de la energía primaria (un 11% corresponde a la leña, un 6% a la hidráulica y el 1% restante corres­ponde a energía solar -térmica y fotovoltaica-, energía eólica, etc.). En 2001, las dominantes siguen siendo las no renovables (un 86,3% del total). Éstas se distribuyen en petróleo (35,1%, 332 EJ, 1 EJ=1018 J), carbón (22,6%, 94 EJ), gas natural (21,7%, 91 EJ) y nuclear (6’9%, 29 EJ). Las energías renovables aportan un 13,7% (57 EJ) de la energía primaria: un 9,3 % (39 EJ) corresponde a la biomasa, un 2,3% (9 EJ) a la hidráu­lica y el 2,2 % (9 EJ) restante a las nuevas renovables (solar -térmica y fotovoltaica-, la eólica, etc.) (Sapiña, 2005).

Sin embargo, las cifras de consumo revelan que los 270 millones de norteameri­canos consumen tanta energía -en un 80% de origen fósil- como los 3.600 millones de habitantes de África, América del Sur y Asia. Así, en el año 1994 un habitante de los EEUU consumía por año 8 TEP, uno de la Unión europea 3,7 TEP, uno de España, 2.4 TEP, uno de la India 0,2 TEP (tonelada equivalente de petróleo es la energía obtenida por la combustión de una tonelada (1.000 kg) de petróleo. 1 TEP= 4.18 1010 J).

También hay grandes diferencias entre el mundo desarrollado y el tercer mundo en cuanto a los % de energía consumida. Un 30% de la humanidad (1700 millones de personas) queda excluida de cualquier forma de energía que no sea la que proporciona la biomasa (leña sobretodo). Hay 2.400 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad. Por ello, en los porcentajes de consumo de energía primaria en el tercer mundo, la biomasa representa el 35 % del total, el petróleo el 26%, el carbón el 25%, el gas natural el 8%, etc. Por el contrario, en la UE el consumo de energía renovables sólo representa el 5,38% (biomasa el 3,25%, hidroeléctrica el 1,9%).










C1 1. ¿Cómo está evolucionando el consumo de energía?

C22. Valora críticamente la distribución del consumo mundial de energía

C33. ¿Cuáles son las posibles soluciones a los problemas vistos en el texto anterior producidos por la obtención y consumo mundial de energía?





Sol:


El consumo de energía, cuya relación con el bienestar humano es innegable, se ha venido incrementando con el paso del tiempo, y llega hoy a niveles claramente excesivos en algunas regiones del planeta. También es notorio que el consumo de energía mayoritario es el no renova­ble (tanto en 1994 como en 2001), con el consiguiente impacto medioambiental


También muestran que la distribución del consumo per cápita (C2) está muy lejos de ser equitativa, reflejando, quizá más que ningún otro indicador, las desigualdades sociales y regionales presentes en nuestro mundo. Es obvio que en el mundo desa­rrollado se despilfarra energía de un modo difícilmente tolerable, en un contexto de agresión al medio, de agotamiento previsible de los recursos energéticos y de des­igualdad.


El tema de las soluciones es un problema complejo. Cualquier medida cuyo objeti­vo sea disminuir el exceso debería ser bienvenida. Pero también es cierto que, aún cuando el consumo de energía se redujera considerablemente en los países ricos, el problema principal de la mayoría de la población sobre el planeta es la escasez y no la sobreabundancia de energía, crucial para la satisfacción de necesidades vitales. Se entiende, en este contexto, la preocupación por la superpoblación que aflige princi­palmente a los países más pobres. El exceso de población se convierte en una presión permanente sobre los recursos naturales, y contribuye a su agotamiento, al tiempo que propicia la miseria y la escasez.

Así, resulta difícilmente concebible una disminución en el consumo global de ener­gía, aún cuando sea imperioso un cambio en su distribución, lo cual implica que es preciso considerar las distintas fuentes de energía disponibles hoy y en el futuro, sus posibilidades y su impacto ecológico, a fin de alcanzar un equilibrio entre el bienestar material de los pueblos y el daño medioambiental que la manipulación energética lleva consigo necesariamente.

No es razonable confiar en milagros o en soluciones simplistas (las fuentes de ener­gía maravillosas, como la fusión fría) y aún menos la ilimitada confianza en los meca­nismos del mercado normalmente insensibles a los problemas del deterioro medioam­biental a largo plazo o de falta de equidad en el disfrute de los recursos naturales.

Resulta urgente avanzar más en el conocimiento científico del problema energéti­co, fomentando la investigación en todas las disciplinas relacionadas con él. Sólo una combinación de medidas políticas y sociales -tendentes a evitar los excesos y a acabar con las desigualdades- y de medidas científicas y tecnológicas -tendentes a poner a punto nuevas fuentes de energía más limpias y seguras y tecnologías con mayor rendi­miento energético- servirá para progresar por el buen camino.

Entre esas medidas hay que insistir en la reducción de la contaminación cuando se usa energía (mediante la eliminación de impurezas en el carbón utilizado en las cen­trales térmicas, el uso de catalizadores en los coches, ecopetroleros de doble casco, etc.), en la utilización de energías renovables y no contaminantes (solar, eólica, geo­térmica, etc.) y en el aumento de eficiencia en el uso de la energía (bombillas de bajo consumo, transporte público, bicicletas en lugar de coches, etc.). Hay que insistir en la importancia de las “pequeñas” acciones individuales (en casa, en el instituto) que responden al planteamiento de pensar globalmente y actuar en un nivel local. A este respecto es muy instructivo el libro 50 cosas sencillas que tú puedes hacer para salvar la Tierra (The Earth Works Group, 1992).





Las energías renovables

Las energías se dividen en no renovables y renovables. Las primeras, como la energía térmica o la nuclear, son energías que agotan recursos (el petróleo, el carbón o el gas natural, el uranio) y que tienen un gran impacto ambiental. Las segundas son energías que no agotan recursos y que tienen un bajo impacto am­biental. Las más utilizadas en la actualidad son la biomasa y la hidroeléctrica.

La hidroeléctrica utiliza la energía potencial de los saltos de agua y mediante turbinas y generadores la transforma en energía eléctrica. La biomasa es la mate­ria orgánica qu, directamente, o sometida a un proceso de transformación, puede ser utilizada como fuente de energía. Muchos autores incluyen en este concepto la leña utilizada como combustible. Pero no hay que olvidar que los árboles tienen un ciclo de renovación largo y que algunas técnicas de explotación forestal, como las talas a hecho (que “suponen la tala completa de toda la superficie arbolada de un bosque” que sólo beneficia “al explotador maderero”) impiden dicha renovación. Otros incluyen sólo la biomasa destinada directamente a aplicaciones energéticas (plantaciones de caña de azúcar, sorgo, etc.), y la biomasa residual que incluye residuos forestales y agrícolas, ganaderos (estiércol), residuos sólidos urbanos or­gánicos, aguas residuales, etc. Se utilizan directamente como combustible y abo­no. Por fermentación anaeróbica se puede obtener a partir de ellos biogás (60 % de metano y 40 % de dióxido de carbono) o bioalcohol, a partir de la caña de azúcar. Brasil ha desarrollado un plan de bioalcohol como combustible sustitutivo de la gasolina. China e India son los mayores productores de biogás.

Menos utilizadas son la energía geotérmica, eólica o solar. La geotérmica se basa en el calor procedente de la tierra, especialmente de zonas volcánicas. Se están realizando investigaciones en las islas canarias. La eólica utiliza la energía ci­nética del viento qu,e mediante molinos, turbinas y generadores se transforma en energía eléctrica. Se están utilizando para suministrar electricidad directamente a granjas o aldeas retiradas y, cuando la potencia aumenta, para suministrar energía a la red eléctrica. España es uno de los grandes productores mundiales de esta energía, tras Alemania y Dinamarca, con parques eólicos en la Muela (Zaragoza), Manzanares, As Pontes (Galicia), etc. Incluso hay comunidades autónomas como Navarra que han conseguido que toda su energía eléctrica sea de origen eólico.

La energía solar es un término confuso porque incluye gran cantidad de dispo­sitivos que sólo tienen en común la utilización directa de la luz del Sol. Podemos mencionar los paneles solares (que suministran agua caliente para uso doméstico), la arquitectura solar (que permite reducir sensiblemente el consumo de energía en calefacción, refrigeración e iluminación de las casa simplemente mediante el dise­ño y la construcción adecuada de las mismas), los hornos solares (que concentran los rayos solares con espejos para producir elevadas temperaturas), las centrales electrosolares (grandes hornos solares, que calientan un fluido que acciona turbi­nas y generadores), las células solares fotovoltaicas, construidas a partir de semi­conductores, como el silicio, que permiten transformar directamente la luz del Sol en electricidad. Se utiliza en satélites espaciales, viviendas, faros, antenas y otros dispositivos distantes de la red eléctrica. Pero las células fotovoltaicas tienen un gran futuro situadas en los tejados infrautilizados de casas y fincas (mejor por los propios constructores, lo que abarataría costes) y conectadas a la red eléctrica, a lo que se han opuesto las empresas eléctricas españolas hasta que recientemente ha obligado a ello una ley de la UE. Y aún así plantean dificultades.










C1 1. Busca más información sobre las fuentes renovables de energía y haz un cuadro señalando cuáles pueden ser sus ventajas e inconvenientes, frente a las no re­novables.

C2 2. Los partidarios de las energías convencionales sostienen que las alternativas son incapaces de solucionar nuestras necesidades y que su rendimiento es muy bajo. Valora críticamente esta afirmación.


Los partidarios de las energías convencionales sostienen que las renovables son incapaces de solucionar nuestras necesidades, que su rendimiento es muy bajo o que son más caras. Pero estas afirmaciones pueden responder a intereses particulares, que no tienen en cuenta los costes derivados del almacenamiento de sus residuos o del tratamiento de los problemas ambientales que provocan, es decir, ocultan o “exter­nalizan” costes que paga el Estado y, en último extremo, todos los contribuyentes. Si dichos costes se incluyesen, se equipararían e incluso algunas energías convencionales podrían resultar más caras. Lo cierto es que las energías renovables (eólica, solar, etc.) no podrían responder a los picos de demanda, por su carácter variable, pero evidente­mente no es este el problema, puesto que no se trata de producir toda la energía eléc­trica con células solares, molinos, etc., sino de diversificar una oferta muy concen­trada en el petróleo, que se agota e incrementa el efecto invernadero, como hemos dicho anteriormente. Por otra parte, algunos autores sostienen que la electricidad así obtenida debería incrementarse para producir hidrógeno, que podría utilizarse como combustible de las pilas de hidrógeno de muy diversos vehículos (Sapiña, 2004).











































AUMENTO DE RESIDUOS




Los residuos son subproductos de las actividades humanas que deben ser deshe­chados porque se considera que no tienen valor




Los seres humanos han producido residuos desde el principio de la historia: restos de comida, pieles, cenizas, utensilios rotos, etc. El desarrollo de la sociedad ha teni­do como consecuencia un aumento de la población y la producción de un volumen de residuos cada vez mayor. Su gestión es uno de los problemas medioambientales a los que se enfrenta la sociedad actual.




PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD




La palabra biodiversidad es una contracción de las palabras diversidad biológica (biological diversity, en inglés). En principio, la biodiversidad es el conjunto de todos los seres y especies que viven en una zona determinada. En un sentido más amplio, la biodiversidad se puede definir como la variedad de vida sobre la Tierra considerando todos los niveles, desde los genes a los seres vivos.







El número de especies animales y vegetales está disminuyendo de una forma alarmante. En un informe realizado por la Zoological Society of London y la World Wildlife Fund en 2008 se indica que cada año desaparecen por extinción el 1% de las especies de la Tierra. Las causas de la pérdida de biodiversidad son de diversos tipos:


Destrucción de hábitas (tala de árboles)


Caza indiscriminada (piel)


Contaminación


Cambio climático (cambio de temperaturas, migraciones, etc).

Importante problema pues muchas especies animales y vegetales nos proporcionan una gran cantidad de recursos.

¿Qué medidas se podrían adoptar?

Crear parques naturales, espacios protegidos, reservas, etc. Proteger legalmente especies en peligro de extinción. Tomar medidas adecuadas para reducir el cambio climático. Favorecer una agricultura, ganadería y pesca respetuosas con los ecosistemas (ecológicas), concienciar a los seres humanos.




TRABAJO: LA MODA Y LA PIEL.




ECOEFICIENCIA




¿Cómo puede un ciudadano ser un ciudadano sostenible? http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/informe-semanal-ciudades-sostenibles/468215/




NATURALEMENTE ECOLOGICO:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/naturalmente/naturalmente-ecologia-seduce-diseno/1081934/

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